29 Jan Ignacio T. Vargas/Volver al futuro… ¿Un futuro sustentable?
Por Ignacio T. Vargas / Investigador del cluster Recursos Críticos
Hace algunos meses atrás se cumplió la fecha (21/10/2015) en que Marty Mcfly viaja al futuro en la máquina del tiempo construida en un auto Delorean. Cómo no recordar un clásico de la ciencia ficción ochentera, la trilogía de “Volver al Futuro”.
Qué interesante visión de las ciudades del mañana. La película ambientada en el año 1985 muestra una ciudad norteamericana 30 años en el futuro (2015) con tráfico de automóviles voladores y comida deshidratada que se cocina en unos pocos segundos. Entre decenas de conceptos y visiones entregadas, una de las cosas que más me llamó la atención fue el uso de los residuos. Cuando el doctor Brown vuelve del futuro ya no necesita plutonio o un rayo para alimentar la máquina del tiempo: la energía necesaria proviene de los residuos. Una visión de sustentabilidad que motivó a más de algún niño de la época para convertir este sueño en realidad. Y no me refiero a la idea del viaje en el tiempo, sino a desarrollar tecnologías limpias para manejar nuestros residuos y obtener valor de ellos.
El tema se hace notablemente vigente hoy. Hace unos días los habitantes de Santiago vivimos una emergencia sanitaria producto del incendio del relleno Santa Marta. Estos eventos nos hacen reflexionar en torno a preguntas como: ¿De qué forma estamos manejando los residuos hoy? ¿Qué pasó con esta visión de sustentabilidad de las ciudades del futuro?
El camino requiere además de conciencia y compromiso ciudadano, el avanzar en el desarrollo de ciencia y tecnología que permita generar valor, productos y energía de lo que consideramos basura. Hoy, con el auge del reciclaje, la fracción orgánica constituye la mayor proporción de la basura municipal, lo que requiere desarrollar estrategias para el manejo y disposición de estos residuos. Por ejemplo, actualmente los países miembros de la Unión Europea deben aplicar métodos de pretratamiento para reducir la cantidad de residuos dispuestos en los rellenos sanitarios.
En este escenario, el compostaje y la digestión anaerobia son las alternativas de tratamiento biológico más utilizadas. El primero por el subproducto generado: el compost; y el segundo por la posibilidad de obtener energía al mismo tiempo que el tratamiento de los residuos. La digestión anaerobia tiene una operación limitada debido a su complejidad y a la sensibilidad de los microorganismos metanogénicos (que producen metano a partir de los residuos) a sustancias tóxicas, cambios de temperatura y la variabilidad en la composición de los residuos.
Una nueva tecnología ha emergido en los últimos años, a través de la actividad de ciertos microorganismos eléctricos, las celdas de combustible microbiano permiten transformar la energía química presente en los residuos orgánicos en energía eléctrica, segura y disponible para ser usada en múltiples aplicaciones.
Aún estamos lejos de, como en la película, poder alimentar un automóvil (o una máquina del tiempo) usando nuestros residuos. Pero día a día nuestra sociedad se mueve hacia esta visión del mañana: En el futuro los residuos son energía… y en Chile ¿nos quedaremos en el pasado?