Falencias de drenaje en la ciudad

Foto: Mónica Arancibia

Foto: Mónica Arancibia


Los 35 mm de precipitación caídos en Santiago durante las primeras 10 horas del temporal que comenzó el 26 de mayo –si bien son importantes– son situaciones que se repiten cada tres a cinco años. Así lo plantea Jorge Gironás, investigador asociado de CEDEUS e ingeniero civil experto en temas de agua y ciudad. “¿Entonces, los problemas ocurridos se deben a lo extremo del evento o a falencias del drenaje urbano, y en general, de la forma en que urbanizamos?”, se pregunta.
Como dice el ingeniero -también académico de la UC-, la variabilidad climática implica que las lluvias y sus efectos ocurran con una periodicidad irregular, por lo que se olvida lo necesario de tomar medidas a largo plazo tendientes a proveer soluciones definitivas y sustentables a los desafíos del drenaje urbano. “Las ciudades y centros urbanos se seguirán expandiendo y renovando, por lo que urge incorporar el drenaje urbano en las prácticas de organización territorial y cambio de uso de suelo”, señala, y agrega que actualmente casi el 90% de la población chilena vive en ciudades, y que se estima que para el 2050 la población urbana será del 94.2%. “Este crecimiento implica altas tasas de desarrollo urbano, similares a las observadas en la segunda mitad del siglo XX, donde sólo en Santiago se reportó una urbanización a una tasa de 8 km2/año”, añade.
Las zonas urbanas, desde el punto de vista de la hidrología, implican cambios en el uso del suelo que afectan negativamente los procesos del ciclo hidrológico, el balance hídrico en general y la calidad de las aguas, continúa el experto. “El desarrollo de casas, edificios, calles e infraestructura urbana, en general, implica que se impermeabilice y se compacte el suelo. Esto implica una pérdida de la capacidad de balance hídrico natural. Ello no sólo generan eventos de inundación urbana, como los que presenciamos recientemente, sino que también se traducen en impactos radicales, pero más silenciosos, sobre los cursos y cuerpos de aguas receptores, su calidad, estabilidad geomorfológica y sobre los ecosistemas que en ellos se desarrollan”, añade.
A juicio del investigador CEDEUS, la solución sustentable de los problemas debe considerar distintas interacciones: el esfuerzo coordinado de múltiples actores y la integración de medidas tanto estructurales como no estructurales. “Por sobre todas las cosas, requiere un cambio de paradigma por el cual ya han pasado muchos otros países: la preservación de la red de drenaje natural. El drenaje urbano, y en general, la preservación del ciclo hidrológico y los volúmenes y calidad del agua en la ciudad, debe ser un componente relevante de las iniciativas existentes orientadas al desarrollo urbano sustentables. Finalmente, el agua y su interacción con la población y el territorio son tan importantes como la energía, los medios de transporte, las ciclovías, áreas verdes y otros aspectos que la ciudadanía ve como centrales en mejorar la calidad de vida de las ciudades”, concluye.