08 May Revive el lanzamiento de la Síntesis 30: ¿Cuántas ollas comunes funcionaron en Chile durante el COVID-19?
16 de abril/ Este conversatorio fue transmitido a través de YouTube e Instagram, y contó con la participación de Nicolás Valenzuela, investigador y autor de esta síntesis, junto a los comentarios de la también investigadora de CEDEUS, Katia Valenzuela.
Durante marzo, el investigador de CEDEUS, Nicolás Valenzuela, estrenó la síntesis N°30, “¿Cuántas ollas comunes funcionaron en Chile durante el Covid-19?”. Un estudio que ubicó miles de organizaciones que entregaban alimentos a la población en base a datos públicos y herramientas de georreferenciación. Estos datos reflejan el comportamiento del tejido social en nuestro país ante las crisis.
Por este motivo, se realizó un conversatorio de lanzamiento, donde el autor, junto a la también investigadora de CEDEUS, Katia Valenzuela, profundizaron en las distintas aristas vinculadas a las ollas comunes: la inexistencia de datos anteriores en esta materia, el rol de las mujeres o la coincidencia en los datos con el plan de alimentación escolar de JUNAEB.
Los motivos de esta investigación
Al iniciar el conversatorio, Nicolás Valenzuela, se refirió a los motivos que lo llevaron a construir esta investigación: “Partió de una sorpresa, que fue volver a hablar de temas de desnutrición infantil y discusiones en torno al acceso a la alimentación, que en Chile se consideraban relativamente superadas desde los años 80”.
“Se volvió a discutir sobre temas que se consideraban superados. Yo recuerdo una entrevista de alguien del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), que es una institución muy importante en Chile para investigar los temas de alimentación, que hablaban por primera vez de un rebote, de un aumento en la dificultad de acceso a las calorías básicas que diariamente tenían que tener algunos niños en nuestro país”.
¿Cuántas ollas comunes funcionaron en Chile?
“Lo impactante es la cantidad de ollas comunes. Nosotros tenemos un estimado que es conservador, porque solamente incluye las ollas comunes que registraron los departamentos sociales de las direcciones de desarrollo comunitario de cada municipio en Chile. De los 345 municipios, levantamos la información en un 58,26% de ellos. Entonces, la información que levantaron estos departamentos sociales suman un total de 2.270 ollas comunes“, señaló Nicolás Valenzuela.
Quien se sorprendió al realizar esta investigación, ya que visualizó una situación particular de Chile que no visibilizó en América Latina, que tiene relación en “cómo la política pública, principalmente a nivel nacional, decidió, no sé si consciente o inconscientemente, invisibilizar completamente de los registros oficiales o de cualquier política pública, el rol de las ollas comunes. Todos sabemos que hubo ollas comunes, pero no existe ningún registro nacional“.
Por este motivo, Katia Valenzuela destaca el trabajo de esta síntesis, indicando que “es realmente valioso este trabajo de cuantificar estos datos conservadores, porque muchas iniciativas de ollas comunes o comedores populares, redes de abastecimiento, no están cuantificadas ni registradas por la institucionalidad“.
Algunos datos de la Síntesis N°30
A pesar de que la información levantada con esta investigación subestime el total real, se puede estimar que entre 300.000 y 500.000 personas por día dependieron de esta forma de alimentación en Chile durante la pandemia por COVID-19.
Por otra parte, el investigador señala que los datos también le permitieron deducir que “donde hay más mujeres jefas de hogar es más probable que hubieran ollas comunes”
Durante el levantamiento de datos, los investigadores traslaparon el programa de alimentación especial de la JUNAEB con la cantidad de ollas comunes y lograron descubrir que “están en los mismos lugares, probablemente porque apuntan a la misma necesidad. En Santiago los números coinciden: 1500 ollas comunes y 1.500 colegios donde funciona el programa de alimentación escolar“.