22 Mar USO DE AGUAS GRISES EN LA AGRICULTURA SURGE COMO UNA SOLUCIÓN A LA ESCASEZ HÍDRICA

22 de marzo/ País Circular/ El investigador CEDEUS, Ignacio Vargas, se refirió al proyecto de ley que busca modificar la Ley 21.075 para incluir el uso de aguas grises en la agricultura.
Chile cumplió 14 años consecutivos de sequía, probablemente la más larga y severa en mil años, según el informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) “El estado del clima en América Latina y el Caribe 2021”.
En febrero pasado el boletín N°538 de la Dirección General de Aguas, informaba que los embalses presentaban un déficit de volumen de 33,2% respecto a sus promedios, presentando la cifra más preocupante los embalses dedicados al riego, con un 61,1%.
En este contexto adverso, al conmemorarse hoy el Día Mundial del Agua se releva la necesidad de impulsar acciones que ayuden a paliar, en parte, la crisis hídrica. Así, el viernes pasado -17 de marzo- el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y Cambio Climático (CMSyCC) –que preside el ministerio del Medio Ambiente y está integrado por otros doce ministerios – se mostró a favor de una iniciativa que busca modificar la Ley 21.075, aprobada en 2018, para aprovechar las aguas grises en la agricultura, o sea, aquellas aguas provenientes de los lavamanos, duchas y lavadoras de ropa. La idea es utilizarlas para el riego de árboles frutales, cereales, viveros, cultivos industriales y cultivos agrícolas, a excepción de frutas y verduras que crezcan a ras de suelo o se consuman crudas.
“Este proyecto de ley permitirá hacer un uso más eficiente de este recurso sin poner en riesgo la salud de las personas”, aseguró Maisa Rojas, ministra del Medio Ambiente y presidenta del CMSyCC. Hay que recordar que todo esto ocurre mientras aún se espera que salga a la luz el reglamento que dé cumplimiento a la Ley 21.075 el que, durante cuatro años, ha tenido congelada la normativa para reúso de aguas grises
Entonces, ¿qué tan efectiva podría ser la nueva normativa que se presentará al Congreso? Los expertos coinciden en que ayudaría. Sin embargo, hay que reparar en aspectos esenciales. “Me parece una buena noticia, pero tiene que ir de la mano con el avance del reglamento de la ley, que es el que finalmente determina los parámetros y le da cuerpo. Si no existe el reglamento, costará mucho que la ley se pueda ejecutar, porque no hay cómo regularla”, dice Ignacio Vargas, investigador asociado del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable de la Pontificia Universidad Católica y la Universidad de Concepción (CEDEUS) y profesor asociado al Departamento de Ingeniería Hidráulica y Ambiental de la Escuela de Ingeniería UC.
El docente precisó que la iniciativa significará un desafío importante para la coordinación de los distintos entes que trabajan en el tema, los que deberán garantizar que se resguarde la salud de la población. “Es importante que el tratamiento de las aguas grises entregue seguridad a la gente y se sepa que se trata de agua lo suficientemente limpia para el propósito que se quiere”.
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