18 Apr El nuevo Chile también va en bici
Por Juan Carlos Muñoz / Director del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable
Publicada en Voces de LaTercera.com http://goo.gl/fqVBel
Con la tradicional cicletada del primer martes de cada mes, que en esta ocasión tuvo más de 15 mil participantes, culminó en Santiago el 5to Foro Mundial de la Bicicleta, uno de los eventos más importantes sobre ciclismo urbano en que organizaciones ciudadanas y otras entidades se reúnen para reflexionar sobre este modo de transporte. Este encuentro permitió visibilizar la relevancia del ciclismo urbano y la creciente importancia que ha tomado en la movilidad de la capital. Uno de los más relevantes productos de este foro fue la lista de propuestas para promover el ciclismo urbano en Chile, entregada ese mismo martes a la Presidenta, quien se comprometió a estudiar las propuestas y, además, anunció que se dará prioridad presidencial al proyecto Mapocho Pedaleable. Adicionalmente, por primera vez Metro de Santiago permitió el traslado de bicicletas en sus trenes.
El éxito del foro y la positiva acogida de Metro y la Presidenta no son hechos sorprendentes. En muchas ciudades del mundo, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo, la bicicleta y la caminata se han vuelto uno de los focos principales de las políticas públicas urbanas. Esto no ocurre por moda o porque exista un poderoso “lobby ciclista” sino porque la evidencia empírica ha terminado mostrando que los barrios más amigables y con mejor calidad de vida en casi toda ciudad son generalmente aquellos donde más se camina y pedalea. No sólo se trata de tener espacios públicos bien animados; el valor de las propiedades en estos barrios es usualmente mayor que en barrios equivalentes, pero sin un carácter caminable o pedaleable. Esto último es algo que tampoco es ajeno a las inmobiliarias, las que muchas veces promocionan sus proyectos mostrando imágenes de parques con gente caminando, pequeños “cafés de esquina” y ejecutivos viajando al trabajo en bicicleta.
Es por esto que tanto ciclistas como no-ciclistas debemos celebrar la promesa de implementar el Mapocho Pedaleable pues, independiente de si será o no una vía eficiente para el uso de la bicicleta como medio de transporte, es una iniciativa que recuperará la orilla del rio Mapocho para todos los habitantes de la ciudad (al menos por algunos meses al año). Por fin seguiremos el camino tomado por muchas otras ciudades, que han dejado de darle la espalda a sus ríos para transformarlos en un elemento central de su atractivo urbano y en espacios públicos de calidad donde se camina y se pedalea.
Hace unas semanas el editorial de un diario nos advertía que el nuevo Chile va en auto. No podemos discrepar más. Un futuro como ese nos conduciría a ciudades cuyo consumo de recursos y generación de externalidades las haría ineficiente, segregadas e individualistas. Debemos hacer todos los esfuerzos para que el futuro de Santiago esté fuertemente asociado a buenos espacios públicos y, en consecuencia, a peatones, ciclistas y un buen sistema de transporte público.
Respecto de la bicicleta, está pendiente dar un mayor énfasis a este modo para los ciudadanos de menores ingresos. La EOD 2012 muestra que el los viajes en bicicleta en Santiago se duplicaron entre 2001 y 2012, sin embargo esto se debe principalmente a un incremento del uso en comunas de altos ingresos, donde muchos de sus habitantes se dieron cuenta de que para distancias menores a 5 km la bicicleta es lejos la mejor alternativa. A esto se suma que la mayor cantidad de nueva infraestructura ciclista (y la de mejor calidad también) se ha construido en estas comunas. Algunos ejemplos notables, como la ciclovía de Avenida Ricardo Lyon, con más de 500 bicicletas por hora-sentido en la punta mañana, demuestran que estas han sido buenas inversiones (y de bajo costo). Sin embargo, las comunas más pobres de Santiago han mantenido una tasa de generación de viajes en bicicleta relativamente alta, a pesar de no poseer la mejor infraestructura y estar muchas veces lejos de los lugares que concentran los puestos de trabajo. Las comunas de menores ingresos merecen más y mejor infraestructura ciclista, así como centros de actividades alternativos al que se consolida en el sector oriente. Sólo así sus habitantes accederán, al igual que sus pares de las comunas más ricas, al privilegio de poder moverse por la ciudad con eficiencia, a bajo costo, cuidando el medio ambiente y, probablemente lo más importante, mejorando su propia salud física y mental.