22 Sep Johannes Rehner/China en crisis: ¿Por qué nos importa?
Por Johannes Rehner / Investigador del cluster Planificación Integrada
China es un país de superlativos, magnificado aún más con nuestras ideas y estereotipos. Hace pocos años era poco común advertir sobre el escenario de un repentino freno del crecimiento económico en el país asiático y el impacto que tendría esto para Chile: bajo precio del cobre, clima coyuntural adverso y menor ingreso fiscal. Predominaba la idea de que mil 300 millones de chinos aún tendrían un largo camino de crecimiento económico por recorrer. Por ende, aún comprarían mucho cobre y por bastante tiempo más. Años de “vacas gordas” para Chile.
Hace pocos días, en cambio, cuando las bolsas se desplomaron, la opinión pública vio a China cayendo al abismo. Ahora se manifestaron voces señalando que los chinos no serán capaces de manejar los desafíos. Este país ha logrado casi duplicar la esperanza de vida en solamente tres décadas (de apenas 35 a 67 años entre 1949 y 1979), ha sido capaz de acoger a más de 500 millones de nuevos habitantes en sus ciudades (1978-2014) y ha insistido en un lento camino de reforma gradual, obteniendo así paradójicamente éxitos económicos a una enorme velocidad (crecimiento anual promedio de 10% entre 1990 y 2013; datos del banco mundial). Obviamente, tiene experiencia en enfrentar retos de gran magnitud. Por ello, tengo la confianza que de nuevo China va encontrar un camino para seguir con las reformas graduales y seguir creciendo.
¿No ha cambiado nada entonces? ¿No nos tenemos que preocupar? Los inversionistas deben hacerlo debido a las burbujas bursátiles y posiblemente inmobiliarias. Pero estos son asuntos propios de los mercados financieros. Como ciudadano chileno nos tenemos que preocupar en primer lugar de los cambios profundos que ocurren y, en este sentido, varios datos son desalentadores: su industria está perdiendo competitividad; su población está envejeciendo; y las desigualdades sociales y territoriales han aumentado sin que el estado haya diseñado respuestas coherentes a los desafíos sociales y ambientales. China definitivamente entra en una nueva fase de transformación, con crecimiento más lento pero aún muy por encima de los países OCDE y con pautas de crecimiento cambiante. Supuestamente el énfasis será en el consumo, en la tecnología y los servicios.
¿Cuál es el problema para las ciudades en Chile? En los últimos años hemos vivido una bonanza impulsada en gran medida por la inversión urbana y de infraestructura en China. El cambio de su pauta de crecimiento significa que este impulso perdió ímpetu. La clave para Chile y sus regiones y ciudades será en primer lugar cómo se puede adaptar a este cambio, incluyendo la necesidad de llevar a cabo programas urbanos y sociales con ingresos del cobre más limitados. Y en segundo lugar, la pregunta es si el nuevo camino de China logra mitigar las desigualdades crecientes y fortalecer su clase media: este es el elemento decisivo para la posibilidad de Chile de diversificar su matriz exportadora a China, abarcando productos de consumo de precio relativamente elevado.