30 Apr Director del CEDEUS expuso sobre la adaptación urbana ante el cambio climático
En un seminario organizado por el Centro del Cambio Global UC, se presentaron los resultados del 5° Reporte de Evaluación del Cambio Climático del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC).El encuentro titulado“Impactos del Cambio Climático: vulnerabilidad y adaptación”, tuvo como objetivo difundir las más recientes conclusiones de esta temática, haciendo especial énfasis en su impacto en América Latina y El Caribe. La actividad contó con la presencia de Pablo Badenier, ministro de Medio Ambiente, Juan Larraín, vicerrector de Investigación UC, Francisco Meza, director del Centro de Cambio Global UC y Jonathan Barton, director del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable.
El 5° Reporte de Evaluación del Cambio Climático del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) constituye uno de los trabajos más completos para dar a conocer a los gobiernos, tomadores de decisiones y la sociedad en general, cuáles son los alcances del fenómeno del cambio climático, distinguiendo entre los impactos observados actualmente y las potenciales amenazas futuras.
Jonathan Barton, director del CEDEUS, participó como autor contribuyente en el capítulo 27 “América Central y Sudamérica”, en la sección “Impactos, vulnerabilidad y prácticas de adaptación: Asentamientos humanos, industria e infraestructura”.
Tanto en el informe como en su conferencia en el seminario, Barton analizó los impactos del cambio climático y las vulnerabilidades que enfrentan ante él los asentamientos urbanos, como, por ejemplo, el manejo de agua, que es la mayor preocupación de muchas ciudades. “Más del 20% de la población de la región está concentrada en la ciudad más grande de cada país, provocando que la disponibilidad del agua para consumo humano en las megaciudades de la región sea una gran preocupación. En este contexto, la reducción de los glaciares y del derretimiento de la nieve desde Los Andes plantea importantes desafíos de adaptación para las áreas metropolitanas de Lima, La Paz/El Alto y Santiago de Chile”, detalla.
Por otra parte, las inundaciones también son un tema central para muchas ciudades. En Sao Paulo, por ejemplo, el número de días lluviosos por sobre 50 mm fue casi cero durante la década de 1950 y ahora (entre los años 2000 y 2010) ocurren entre dos y cinco veces cada año. Lo mismo se ha observado entre 1980 y 2000 en la provincia de Buenos Aires y en su área metropolitana.
También están los efectos combinados de los impactos del cambio climático, de las características de los asentamientos humanos y otros estreses, como eventos de contaminación y ciclos hidrológicos más intensos por los efectos de la isla de calor urbano. En estos términos, las áreas periurbanas y los asentamientos irregulares, plantean desafíos particulares para la gobernanza urbana y el manejo de riesgos debido a su escala, la falta de infraestructura y la fragilidad socioeconómica.
Mientras que las poblaciones urbanas se enfrentan a diversos riesgos sociales, políticos, económicos y ambientales en la vida diaria, el cambio climático añade una nueva dimensión a estos valores de riesgo. Dado que el desarrollo urbano sigue siendo frágil en muchos casos, con una planificación de respuesta débil, el cambio climático puede agravar los problemas existentes. Las probabilidades y magnitudes de estos eventos en cada centro urbano serán muy diferentes según los contextos socioeconómicos, institucionales y físicos.
Cómo adaptarse
Frente a ello, el director del CEDEUS explicó que hay algunas prácticas de adaptación posibles.
Una de ellas es la colaboración entre las poblaciones urbanas, los sectores de actividades económicas y las autoridades, que tienen una larga experiencia de responder a los peligros relacionados con el clima, en particular a través de la gestión del riesgo de desastres y uso de suelo y planificación del desarrollo económico de forma limitada. Las políticas climáticas se pueden construir sobre ello. Las administraciones locales participan en el ICLEI, C40, IDB Emerging and Sustainable Cities Initiative (ESCI ), y de otras redes, lo que demuestra su compromiso con la generación de más ciudades resilientes al clima.
Otras son la planificación económica y el uso de suelo. Esto incluye abordar las determinantes de la vulnerabilidad como, por ejemplo, el acceso a educación, salud e infraestructura, y a los sistemas de respuesta de emergencia. Por otra parte, la necesidad de considerar los acuerdos de uso del suelo, en particular del crecimiento urbano en zonas muy riesgosas como parte de la adaptación al cambio climático, pone de relieve el papel de las áreas verdes que mitiguen el efecto de isla de calor y reduzcan los riesgos de deslizamientos de tierra e inundaciones.
“En el caso de los marcos de gobierno, hay una clara evidencia de que la incorporación de las consideraciones del cambio climático en la planificación de la ciudad en general sigue siendo un reto, ya que es necesario incluir procesos intersectoriales y participativos que se han vinculado al desarrollo de políticas más eficaces. Varios planes de adaptación metropolitana se han generado en los últimos cinco años, por ejemplo, en Bogotá, Buenos Aires, Esmeraldas, Quito y Sao Paulo, aunque en su mayor parte se han limitado a los conglomerados más grandes y con frecuencia se incluyen como un complemento a los planes de mitigación”, concluyó el director.